martes, 12 de marzo de 2013

Reflexiones Bíblicas de la Madrugada


Hermanos madrugadores:

Aprovechando el blog mantenido fiel y tenazmente por Sergio Peralta les haré algunos comentarios respecto a las lecturas de los sábados que madruguemos. Siempre será con la perspectiva de la madrugada, poniendo el acento en una de nuestras condiciones más características.

No tengo capacitación formal como exégeta, no pretendo sentar cátedra ni enseñar teología, solo quiero compartir algunos hallazgos que han surgido en años de lectura de la Biblia como una carta del Padre, sin más pretensión que disfrutar de la comunicación de su amor, su sabiduría y su luz. Siento especial cariño por la lengua latina y muchas veces haremos referencia a la Vulgata porque me transporta a mi lejana niñez y porque muchas referencias a la madrugada en el texto latino han sido traducidas con otros conceptos en los textos castellanos. Mi sevicio pretende servir de base para el aporte que hagan otros madrugadores. Bienvenidas las colaboraciones.

Veamos la segunda lectura del 9 de marzo, estaba tomada de Oseas, del capítulo 6, versículos 1 al 6. Oseas fue un profeta que vivió al final del reino de Judá, alrededor del año 730 antes de Cristo, cuando Asiria ya amenazaba a Samaría y alrededor de un siglo antes de la deportación a Babilonia. Contrajo matrimonio con una prostituta y su lucha por apartarla de las infidelidades es símbolo del amor tenaz y misericordioso de Dios por su pueblo pecador.

Esta poderosa imagen del amor conyugal, inaugurada por Oseas, es recogida en el Antiguo Testamento por profetas posteriores y en la preciosa lírica del Cantar de los Cantares. En el Nuevo Testamento Jesucristo, repetidamente, se manifiesta como el Esposo, imagen también presente en  San Pablo y en las bodas del Cordero del capítulo 21 del Apocalipsis.

La segunda lectura termina con una “moraleja” que debería orientar nuestra vida: Dice Dios: “… porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos” . El amor es el bien que el profeta nos enseña como valor máximo, tal como rezamos en cada Eucaristía cuando pedimos que la Iglesia llegue a su perfección por la caridad. El holocausto, la liturgia, está al servicio del amor. ¿Se nos nota?

En Oseas 6, 3 hay una referencia a nuestra querida madrugada: “corramos tras el conocimiento de Yahvé, su salida es cierta como la aurora…” ¿Vivimos en la confianza de Dios? ¿Se nota nuestra entrega en la Providencia?

El versículo 5, 15 de Oseas, que quedó justo fuera la lectura del sábado es más inquietante para nosotros los madrugadores. La Biblia de Jerusalén dice: “Voy a volverme a mi refugio hasta que expíen su falta y me busquen. En su angustia me buscarán”. El que habla es Dios y los que deben buscarlo son su pueblo. La Vulgata Latina dice: “Vadens revértar ad locum  meum, donec deficiátis, et quærátis fáciem meam. In tribulatióne sua mane consúrgent ad me.” La traducción literal diría: Voy a regresar a mi lugar hasta que recapaciten y busquen mi rostro. En su tribulación madrugarán a buscarme.”

Tareas para sumergirse en la Biblia:
1) Buscar las referencias al misterio nupcial de Cristo y la Iglesia que son muy iluminadoras.
2) El capítulo 21 del Apocalipsis hace profecías muy específicas respecto al Santuario y la madrugada.

A la espera de sus comentarios me despido con un abrazo fraternal.

El atribulado Ramiro.

1 comentario:

Sergio Peralta dijo...

Bien Ramiro, una buena reflexión,en el cantar de los cantares al despuntar el alba llega el amado. La madrugada es vital para Dios.